¿Cuál esa última decisión equivocada que tomaste y cuyas consecuencias hoy estás enfrentando?
En el telar de la vida, cada día tejemos las decisiones que darán forma a nuestro destino. Con frecuencia, nos encontramos en la encrucijada de optar entre escuchar la voz amorosa de nuestro Padre celestial o ceder ante la tentación de nuestros propios deseos.
El Salmo 81:11-12 nos recuerda de manera contundente cómo Israel desoyó la voz de Dios y optó por seguir sus propios consejos, enfrentándose a las consecuencias de la dureza de sus corazones.
Pero mi pueblo no escuchó mi voz; Israel no me hizo caso. Por eso los entregué a la dureza de su corazón para que siguieran sus propios consejos.
La imagen descrita en estos versículos resuena profundamente en nuestras vidas.
¿Cuántas veces hemos sentido la voz suave de Dios guiándonos en una dirección, solo para apartarnos obstinadamente y seguir nuestro propio camino?
¿Y cuál ha sido siempre la consecuencia?
La verdad es que, con frecuencia, sin siquiera pensarlo, nos consideramos sabios y capaces de decidir mejor que nuestro Creador. Esta inclinación, heredada desde los días de Adán y Eva, nos lleva a situaciones en las que, al dudar del deseo de Dios de lo mejor para nosotros, terminamos excluyéndonos del paraíso que Él anhela compartir con nosotros.
Dios, al igual que el padre paciente del hijo pródigo, nos da libre albedrío y nos permite experimentar las consecuencias de nuestras decisiones.
No obstante, a pesar de nuestras elecciones, la buena noticia es que esto no termina ahí. El Señor siempre anhela nuestro retorno para recibirnos con brazos abiertos. Su amor incondicional nos espera, listo para restaurarnos y guiarnos de nuevo por el camino de su voluntad.
Hoy, hagamos un alto para reflexionar sobre nuestras decisiones.
¿Hemos tomado caminos que nos alejan de Jesús?
Aprovechemos este tiempo para volvernos hacia nuestro Padre celestial, reconociendo humildemente nuestras decisiones equivocadas. Su perdón y amor son inagotables, siempre esperándonos con paciencia y gracia.
Que la paz y el amor de Cristo guíen cada uno de nuestros pasos, recordándonos que, incluso cuando tomamos malas decisiones, Dios siempre nos ofrece una senda de redención.
Bendiciones,
Daniel & Jessi ❤️