En esta oportunidad quisiera que reflexionemos en un pasaje de la Palabra de Dios que nos enseña una lección profunda acerca de la importancia conocer a nuestro Padre celestial a través de Jesús.
En el Evangelio de Juan, capítulo 8 versículo 19 y 20, encontramos el diálogo entre Jesús y los líderes religiosos de su época. En un momento en que el Señor les hablaba de Dios como su padre; ellos, apelando a los rumores de que Jesús era un hijo ilegítimo de José, de forma irónica le preguntaron: "¿Dónde está tu Padre?"
Jesús no se dejó llevar por sus provocaciones, sino que les respondió con palabras que resuenan hasta nuestros días: "Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocieseis, también a mi Padre conoceríais"
Esta declaración de Jesús revela una verdad impactante: no conocer a Jesús implica no conocer a Dios.
No deja de intrigarme el hecho que en reiteradas ocasiones Jesús estableciera que los líderes religiosos de su época, quienes tenían amplio conocimiento de las escrituras y conservaban una cosmovisión similar a la de sus ancestros israelitas, no conocían a Dios.
Tenían acceso de primera mano a un sistema de creencias milenario que presentaba a Dios, pero al mismo tiempo estaban equivocados acerca de quién o cómo es el carácter de Dios.
Tan equivocados estaban acerca de la voluntad y el carácter del Creador que hacía pocos momentos estaban prestos a asesinar a aquella mujer sorprendida en adulterio de la que te hablé en el correo anterior.
Jesús, por el contrario, presentando quién es Dios realmente, había resuelto ser compasivo, perdonarla y darle una nueva oportunidad.
El Salvador les había dicho también que ellos juzgaban según las apariencias, pero que Él no juzgaba a nadie; y que si lo hacía, lo hacía de forma justa, porque lo hacía en unión con el Padre.
Dios conocía la historia de aquella mujer y por eso podía juzgarla justamente de un modo diferente al que lo hacían las personas allí presentes.
Para muchos, Dios es similar a quien aquellos líderes religiosos presentaban. Alguien intransigente e implacable. Presto para juzgar y castigar en lugar de un Padre misericordioso, paciente y perdonador.
Jesús afirmó ser la revelación verdadera del carácter de Dios. A través de Él, podemos comprender quién es Dios realmente y deshacernos de nuestras ideas erróneas. Todos tenemos concepciones preconcebidas sobre la naturaleza de Dios que no se alinean con el carácter de Cristo, y necesitamos examinar y corregir esas ideas para poder establecer una relación más profunda con nuestro Creador.
De esta manera llegaremos a comprender que podemos confiar en que Dios es mucho mejor de lo que hemos imaginado, y podemos esperar lo mejor de Él, incluso cuando cometemos errores.
Amado lector, ¿Conoces a Jesús verdaderamente? ¿Hemos examinado tus concepciones de Dios a la luz de su carácter revelado en Cristo?
A medida que profundizamos en el conocimiento de Jesús, nuestro entendimiento de Dios se hace más claro, y nuestras expectativas de Su amor y gracia se elevan.
Anhelo que este mensaje te impulse a buscar una relación más profunda con Jesús, para que puedas conocer a nuestro Padre celestial de manera más íntima y experimentar su amor y gracia en nuestras vidas.
Recuerda, Jesús es la clave para conocer a Dios verdaderamente.
Que la paz de Cristo llene tu corazón y te guíe en su caminar diario.
Bendiciones,
Daniel & Jessi 💖