Te saludo con afecto en Cristo.
Espero sinceramente que con la ayuda de Dios tu vida marche bien.
¿Alguna vez te has detenido a reflexionar sobre el propósito de tu vida?
¿Quizá en qué medida has vivido en función de ti mismo y en qué medida has vivido para glorificar a Dios?
En el Evangelio de Juan, capítulo 7, encontramos una poderosa declaración de Jesús que desafía nuestras limitaciones egoístas impuestas por el pecado y nos invita a vivir de una manera diferente.
Jesús nos dice en Juan 7:18:
"El que habla por cuenta propia busca su vanagloria; en cambio, el que busca glorificar al que lo envió es una persona íntegra y sin maldad".
En contraste con lo común en nuestra era de redes sociales, cosas virales, seguidores y likes, el Señor Jesús no buscaba su propia popularidad o fama con el fin de validarse a sí mismo.
A diferencia de muchos de nosotros, no encontraba validación en que la gente “viera sus estados, respondiera a sus historias o diera like en sus publicaciones”.
Aunque era común que miles de personas lo siguieran a diario, sus predicaciones en público y milagros eran hechos con un interés genuino de cumplir los propósitos eternos del Padre durante su tiempo en esta tierra.
La vida de Jesús no estuvo centrada en sí mismo, sino en la humanidad y en los propósitos divinos. Su corta vida terrenal fue un testimonio vivo de entrega, amor y sacrificio.
El leer estas palabras, me lleva a reflexionar sobre mi propia vida.
En esta etapa cercana a la de Jesús en la que me encuentro, el inicio de mis treinta, me planteo qué es lo que he proyectado en el mundo, en función de qué he vivido hasta ahora, y en función de qué viviré los años que me restan.
Es fácil dejarse llevar por la búsqueda de validación, reconocimiento, fama o satisfacción personal que los tiempos presentes nos plantean.
Incluso para quienes no venimos de cuna de oro, es fácil vivir simplemente buscando la supervivencia, el bienestar de nuestros hijos o tratando de mejorar nuestras condiciones de vida.
En esos afanes, con frecuencia olvidamos lo más trascendental.
La verdadera plenitud, significado y propósito de nuestra existencia, se encuentran en buscar la gloria de Dios y vivir en función de sus propósitos eternos.
Si bien carecemos de la perfección en las motivaciones que tenía el Señor Jesús, creo que con la ayuda de Dios podemos procurar vivir nuestra vida de forma consciente.
Esto nos ayudará a vivirla con una perspectiva eterna y acercarnos un poco más a ser la sal de la tierra y la luz del mundo.
¿Qué cosa crees que puedes mejorar en tu vida para aproximarte más a ese ideal?
¿Qué es lo que más estás proyectando al mundo a través de tus acciones, conversaciones o el uso de los medios digitales?
Hoy, quiero animarte a unirte a mí en una reflexión profunda y honesta.
Comprometámonos a vivir una vida buscando la gloria de aquel que nos ha enviado.
Que cada acción, cada palabra y cada pensamiento sean una expresión de amor y adoración a Dios.
Que nuestras vidas sean testimonios vivos de entrega, servicio y humildad.
Que seamos instrumentos de bendición en manos de Aquel que nos ha llamado a un propósito eterno.
Que la gracia y la sabiduría de Dios nos guíen en este viaje de fe.
Con amor,
Daniel & Jessi 💕